Dicen las crónicas históricas que, muy posiblemente, el origen del carajillo se remonte a lejanas tierras de ultramar, concretamente a la isla de Cuba, donde España libró, a finales del siglo XIX, una guerra para tratar de mantener sus últimos territorios coloniales. Los soldados de la metrópoli, alejados de sus hogares, trataban de infundirse valor para el combate (“corajillo”) a base de enriquecer sus cafés con el brandy que les llegaba desde España. Los problemas de suministro hicieron que este coñac fuera sustituido progresivamente por el muy abundante ron caribeño. Así, lo que son las cosas, de un enfrentamiento armado surgió una bebida que enamora.
Hoy en día el carajillo goza de gran popularidad en València, entre los partidarios de alegrarse el café con un puntito de “agua de vida”, y “arreglar el mundo” en animada tertulia. Existen tantos carajillos como licores pueden cortejar al café: brandy, anisados, ron, whisky… y un largo etcétera.
Pero como en casi todo, València y sus gentes apuestan por la excelencia, especialmente en materia gastronómica. Así, los amantes del buen comer y beber (siempre en proporciones adecuadas), no han parado hasta elevar a los altares el tradicional carajillo. Y así surge el cremaet, pareja de hecho de los bocatas del mundialmente célebre esmorzaret valencià y broche de oro de las grandes comidas o cenas.
Su elaboración requiere temple, mimo y dulzura. Se atempera el aporte alcohólico con azúcar o miel (para los muy golosos), unos granos tostados de café, canelita en rama y una corteza de limón (o de naranja). Se prende la delicada mezcla para disminuir su aportación alcohólica y hacerla más gustosa y suave. Por último, pero no menos crucial, se sirve en vasito chato de cristal o vasija de barro, añadiendo el equivalente de lo que los italianos dirían un espresso.
El resultado es un elixir único que invita a repetir. ¡No te marches de València sin probar un cremaet! O también puedes decantarte por el bombón, café y leche condensada, que en ocasiones también puede ir tocado de ron o similar.
Aunque en toda la ciudad la cultura del cremaet está muy presente en bares y algunos restaurantes, es importante seguir la pista de los locales que están especializados en esmorzarets para sorber uno en condiciones. Valga como ejemplo esta lista de candidatos a una experiencia muy grata:
Central Bar (Mercado Central), Gastro Trinquet de Pelayo (Pelayo, 6), Bar Cremaet (Avinguda del Port, 20), Bar Mistela (Riu Nervión, 11), Bar Marvi (Santos Just i Pastor, 14), El Trocito del Medio (Blanes, 1), La Pascuala (Dr. Lluch, 299), Casa Guillermo (Progrés, 15), La Bernarda (Cobertis de Sant Tomás, 7), Bar Rojas Clemente (Plaza Rojas Clemente) y tantos otros. ¡Glup, glup!