El arte de trabajar el barro con las manos y fabricar objetos para la vida diaria ha acompañado al ser humano desde hace miles de años. Moldeando a mano y secando al sol y al fuego surgían recipientes que, con el paso del tiempo, pasaron a decorarse con dibujos y patrones geométricos.
Esa tradición utilitaria y ornamental a la vez ha ido cobrando, con el paso del tiempo, una personalidad y maestría propias que han llegado hasta nuestros días con los centenares de artesanos que continúan creando con sus manos piezas de loza, cerámica y porcelana en la Comunitat Valenciana. ¿Quieres conocerlos? Acompáñanos por una ruta que recorre sus talleres.
A través de la Ruta de la Seda y el Mediterráneo llegaron hasta València las técnicas y materiales que, siglo tras siglo, fueron pasando de unas manos a otras hasta configurar un bagaje y una creatividad singular que ha convertido a la ciudad y a otras localidades cercanas en cuna de la cerámica europea. De hecho, el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí se encuentra en València, en concreto, en el Palacio del Marqués de Dos Aguas, joya del barroco valenciano (calle Poeta Querol, 2).
La cerámica es la protagonista de la planta superior del museo, cuya colección permanente cuenta con piezas procedentes de localidades como Paterna y Manises e incluye también cerámica oriental y un lote de piezas donadas por Pablo Picasso.
Si este museo repasa la evolución de la cerámica a lo largo de los siglos, el Centro Arqueológico de La Almoina, permite conocer formas cerámicas ancestrales y también uno de sus clásicos medievales, conocido como ‘verde’ de Paterna y originario del siglo XIII.
En la cerámica valenciana, que recibe su nombre del término griego ‘keramicos’ –sustancia quemada–, caben lecturas diversas. Del azulejo, motor económico de la región, a la cerámica funcional ligada a la alfarería, la cerámica decorativa y la nueva cerámica, que promueve el diseño y la innovación. Sin olvidar las creaciones que entrelazan usos y tendencias.
Todas sus versiones se han nutrido durante siglos del crisol de pueblos y culturas que han moldeado la identidad valenciana. Y del avance en las formas de cocción y de las materias primas. De los íberos a los árabes, que impulsaron el uso del color, siguiendo por los gremios medievales, el modernismo, la Bauhaus y, así, hasta el siglo XXI, cada época y cada artesano ha ido dejando su poso en un arte que es referente en todo el mundo.
Desde los Palacios Vaticanos, pasando por el Palacio de Nápoles de Alfonso Magnánimo y hasta la internacionalización de la porcelana de Lladró (Poeta Querol, 9), la cerámica valenciana ha viajado por todo el mundo y lo sigue haciendo, gracias a los 400 artesanos que se calcula que se siguen dedicando a esta profesión en la Comunitat Valenciana.
Artesanos que siguen enriqueciendo el bagaje cultural y artesano valenciano gracias a unos materiales flexibles y adaptables a necesidades, formatos y tendencias en constante evolución, que no olvidan sus raíces ancestrales.
La cerámica valenciana tradicional pervive en los hornos manuales que funcionan desde hace generaciones y llega hasta nuestros días gracias a los de comercios de Ciutat Vella. Un paseo por el entramado de calles del barrio del Carme permite encontrar pequeños tesoros cerámicos.
Partiendo desde el Mercat Central de Valéncia (Plaza de Brujas), una los máximos exponentes del modernismo en la ciudad, se llega al establecimiento Artesanía Yuste, en que el artesano Enrique Yuste ofrece una extensa variedad de ejemplos de la cerámica a través de los tiempos. Desde allí, es sencillo llegar la Plaza Redonda (confluencia entre las calles Pescadería, Vallanca y Síndico), uno de los rincones con más encanto de la Capital del Turia.
Tienda de cerámica Chez Ramón
Casa de los botijos
Desde el siglo XIX, establecimientos como Colla Monlleó, Chez Ramón y la Casa de los Botijos llevan hasta Valencia las creaciones de maestros ceramistas de toda el área metropolitana. Arturo Mora, Vicent Monlló y Rafael Mora son algunos de los nombres propios que firman sus colecciones, que recrean estilos tradicionales diversos: de los motivos religiosos medievales, al azul del gótico (siglo XVI), a los reflejos metálicos (siglo XV) y la cerámica colorida y ornamental de los siglos XVII y XIX, sin olvidar propuestas actuales más modernos.
Platos decorativos, vajillas, vasos y recipientes pueden hallarse en sus estanterías, al igual que piezas icónicas y singulares de la historia valenciana. Una de ellas son los ‘alfabeguers’, que servían para acoger la planta de la albahaca durante el verano – para aromatizar y espantar a los mosquitos - y que, gracias a su tapa superior, conservaba su valor decorativo durante los meses de invierno.
Otra pieza propia del medievo que pervive gracia a los maestros artesanos es la ‘mancerina’, una fuente con un pocillo central, ideada para contener la jícara y poder disfrutar del chocolate caliente, de pie, sin peligro de que se vuelque.
El Centro de Artesanía de la Comunitat Valenciana (calle del Hospital, 7) ofrece la oportunidad de conocer los trabajos de talleres artesanos tradicionales como Sucesores de José Gimeno y Arturo Mora y de especialistas en unas de las técnicas cerámicas más antiguas, el socarrat, como Enrique San Antonio.
Esta técnica del siglo XVI – una pieza de barro cocido a la que se aplica una capa de cal y, posteriormente, decoración en tonos oscuros, habitualmente negro y rojo – pervive también en el barrio de Patraix, en el taller de José Luis Camarena de Artesanía Socarrat (Calle Pío XI, 36 bajo).
Artesanía Socarrat
En la ciudad, además, existe una cita imprescindible para la artesanía, cuyos orígenes se remontan a los tiempos de Jaume I: el Mercat de l’Escuraeta, que se celebra tradicionalmente en mayo, coincidiendo con la festividad de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad, que se conmemora el segundo domingo del mes. Este mercadillo ambulante dedicado a la cerámica doméstica se instala en la Plaza de la Reina, a los pies de la Puerta de los Hierros de estilo barroco de la Catedral de València hasta la celebración del Corpus Christi.
Paralelamente a esa tradición, en los últimos tiempos han ido cobrando protagonismo artistas cerámicos de cariz más contemporáneo que emplean técnicas ancestrales para lograr resultados diferentes. Artesanos que combinan su bagaje como alfareros y decoradores con materiales e influjos creativos nuevos ligados al diseño, al arte y a la innovación.
Piezas de Raquel Vidal y Pedro Paz de Canoa
Piezas que abren un capítulo nuevo en la milenaria historia ceramista, aunando cultura, folclore y contemporaneidad. En las manos de Raquel Vidal y Pedro Paz de Canoa (calle Puerto Rico, 40 bajo), la alfarería escultórica de las civilizaciones griega y romana se renueva con acabados nuevos que le aportan una estética rústica y moderna a un mismo tiempo.
Esa misma inspiración mediterránea, unida a una visión nueva de la artesanía centrada en la luz, el color y las superficies pulidas, están presentes en las creaciones de Jorge Montalvo del taller Cerámica Montalvo (Calle Consol 13), cerca del barrio del Cabanyal.
Cerámica de Jorge Montalvo
De una tradición familiar que bebe de la cestería, la ebanistería y el vidrio, nacen las propuestas singulares de Do Manises que destacan por sus propuestas contemporáneas de barro. Una labor que combina con la formación de nuevos alfareros artesanos. (Centro de Artesanía de Valencia – Calle Hospital, 7).
Propuestas contemporáneas en barro de Do Manises
Esa vocación docente, propia de los ceramistas, es compartida, en su caso, por Celia Collado y Patricia Soriano en Cuit (Calle Ontinyent, 8), un espacio abierto a todos cerca del mercado de Abastos que permite experimentar con el barro y sirve de atelier en el que trabajan sus piezas, de líneas sutiles.
La Postalera (Calle de la Corretgeria, 4) es uno de los establecimientos comerciales de València en el que diseño contemporáneo y cerámica viajan de la mano. En sus estanterías conviven las originales piezas de Flora Veiga y los diseños geométricos de tonos pastel de Temple Ceramic, entre muchos otros.
Francesco Sillitti y Takashi Matsuo
Y, una curiosidad. Dos de sus artistas autóctonos nacieron lejos de tierras valencianas pero su contacto constante con la artesanía local les ha servido de inspiración para desarrollar desde la ciudad sus inquietudes artísticas y cerámicas. Las piezas de Francesco Sillitti, que evocan la huerta valenciana, y las esculturas de inspiración marina de Takashi Matsuo fusionan la mirada internacional con la cultura mediterránea.
Para poner en valor y promover el valor intangible que aporta a la cerámica valenciana esa conexión entre artesanía, modernidad y diseño, ha surgido una iniciativa nueva, ADN Cerámico, al amparo de València Capital Mundial del Diseño 2022. Un proyecto en el que trece expertos, dirigidos por Jaume Coll, director del Museo Nacional de Cerámica González Martí, definen un mapa de artesanos valencianos.
Un proyecto que busca reconocer el trabajo de los maestros, por su labor en la transmisión de unos conocimientos, unas técnicas y un amor por la cerámica que no están escritos en ningún libro y visibilizar el valor diferencial y singular que aportan los artesanos valencianos. Una dualidad entre artesanía e innovación que es referente en todo el mundo y que continúa inspirando a nuevas generaciones de ceramistas y diseñadores.