El Mercado Central de València es un lugar de culto para los amantes de la gastronomía. Un templo sagrado en pleno corazón de Ciutat Vella, donde sus comerciantes te brindan la oportunidad de sumergirte en ese mundo insólito de sabores, colores y olores que llamamos dieta mediterránea.
Es la mayor plaza de abastos de Europa con sus más de 8.000 metros cuadrados y se encuentra en la lista de mercados más bonitos del mundo según la cadena de televisión británica BBC.
Aunque el edificio tiene algo más de 100 años, la tradición comercial del emplazamiento donde se ubica data de los años de una València (Balansiya) bajo el dominio musulmán. Por eso no es de extrañar que este enclave se haya convertido en un espacio mágico, lleno de curiosidades, leyendas y con muchas historias que contar.
¿Nos acompañas a conocerlas?
El Central es un mercado que trasciende lo puramente alimentario, donde esa fusión tan especial entre la huerta y el mar le otorga el puesto de buque insignia de la gastronomía valenciana.
Atención, que empezamos con las curiosidades.
Tras siglos de actividad comercial en la hoy conocida como Plaça del Mercat, en 1839 se inauguró un mercado abierto que recibió el nombre de Mercado Nuevo. Aunque lo cierto es que no tuvo largo recorrido. Pronto este edificio resultó insuficiente para atender la actividad comercial de la ciudad y en 1910 el Ayuntamiento decidió convocar un concurso para elegir un nuevo proyecto de mercado.
Ese mismo año se inició el derribo del edificio, al que el rey Alfonso XIII acudió para protagonizar un acto protocolario en el que dio varios golpes con una piqueta a la parte del muro situada en el número 24 de la Plaza del Mercado.
Seis fueron los proyectos presentados al concurso, entre los que resultó elegida la propuesta modernista de los arquitectos Alejandro Soler March y Francisco Guardia Vial.
Tras 14 años de obras, en 1928, se inauguró el Mercado Central de València que hoy conocemos.
La espectacularidad del edificio del mercado es innegable, lo que lo coloca como uno de los puntos de interés más visitados de la ciudad de València. Se integra a la perfección con otros dos enclaves muy importantes con los que comparte emplazamiento: la Lonja de la Seda y la Iglesia de los Juanes.
Su exterior bien podría ser el de una catedral de estilo modernista, construida con materiales tan característicos como el hierro, el cristal y la cerámica.
Entre sus cúpulas destaca la situada en la zona central con 30 metros de altura. Aunque esta bóveda comparte protagonismo con las populares veletas de la cotorra y el pez, que se suman con total sintonía al cielo de torreones y campanarios de Valencia.
Es uno de los lemas de los comerciantes del mercado.
Y es que entre los más de 300 puestos (conocidos como «paradas») se puede adquirir una extraordinaria variedad de productos, desde los más tradicionales hasta otros más novedosos propios de la cocina de vanguardia. Frutas y verduras, carnes, pescados, mariscos, salazones y encurtidos son solo un pequeño ejemplo. Destacan (como no podía ser de otro modo) las frutas y verduras de la huerta valenciana, con una diversidad realmente única.
Por ejemplo, en el apartado de judías tienes para elegir entre la roget, la bajoqueta, la ferradura, la bajoca o el garrofó fresco, este último indispensable para una buena paella. Aunque otros como el tomate, con sus máximos exponentes como el tomate del Perelló o el valenciano y los populares caracoles, con las variedades moro, cabrilla, cristiana o avellanet, no se quedan atrás.
También sobresalen las especias y hierbas aromáticas, ingredientes muy utilizados en la cocina valenciana: el azafrán, el laurel, el enebro, la pimienta, la menta o el comino, entre otros.
Es tal el abanico de productos locales que aquí se venden que los propios valencianos también tienen dudas a la hora de distinguirlos.
Por cierto, un último apunte: ¿sabías que existe un cacao autóctono de Valencia, el «cacau del collaret»?
La clara apuesta de la ciudad por el desarrollo tecnológico se ha visto reflejada a lo largo de los años en el Mercado Central. Ya en el siglo XX, concretamente en 1996, el Central fue el primer mercado del mundo en informatizar sus ventas y ofrecer el servicio de envío a domicilio.
Esta apuesta se ha mantenido con el paso de los años hasta el punto de que en la actualidad es posible realizar tu pedido por Internet y recibir género fresco en cualquier punto de España, e incluso de Europa.
Esta novedosa concepción de mercado que va más allá de lo estrictamente comercial convierte a este centro en un punto de encuentro donde la cultura también halla su expresión.
Y buena muestra de ello es la celebración en sus instalaciones de exposiciones de arte, ciclos de música y literatura a lo largo del año acompañadas, por supuesto, de mucha cocina.
En la zona de la pescadería se encuentran muy bien representados los productos de mar, con una amplia variedad de pescados y mariscos.
La peculiaridad es que es posible ver anguilas vivas en algunas de sus paradas. Los tenderos las preparan ante los clientes para su cocinado, siguiendo una tradición similar a la de otros sitios del mundo como Singapur y Hong Kong.
El mercado cuenta con varios establecimientos de restauración donde degustar la gastronomía autóctona en forma de ricas creaciones culinarias que te ofrecen todo un viaje de lo más sensorial.
El Central Bar, capitaneado por el chef valenciano Ricard Camarena, es quizás el más popular. De su cocina salen tapas, raciones y bocadillos con los mejores productos que las paradas ofrecen cada día, de una magnífica calidad y un sabor realmente excepcional.
Así que ya lo ves: aquí tienes otra visita gastronómica más que recomendada para disfrutar de la esencia del mercado y degustar su exquisita oferta gastronómica.
Fíjate en la idea: comprar en el mercado tus productos favoritos para que los cocinen en los restaurantes cercanos. Suena bien, ¿verdad?
Pues es tan sencillo como eso: acércate a comprar tus ingredientes favoritos en las paradas, llévalos a uno de los restaurantes que participan y por un módico precio te los cocinan (bebidas aparte).
Es sin duda una forma muy original de degustar los ricos sabores valencianos gracias a productos de máxima calidad, adquiridos al momento y cocinados al auténtico estilo autóctono.
Seguimos este listado con una buena ración de las leyendas más populares que rodean a este emblemático monumento, mira:
Que la cotorra de una de las cúpulas aparezca por segunda vez es signo de su popularidad. Esta veleta, que corona la cúpula de la huerta, tiene su propio nombre: la «Cotorra del Mercat». Según la leyenda, la cotorra y su vecino Pardal de San Joan, la veleta de la Iglesia de los Santos Juanes, comentaban los acontecimientos de la ciudad desde las alturas.
Estos personajes han aparecido en infinidad de sainetes valencianos y otras obras populares reflejando una perfecta contraposición entre lo mundano (la cotorra) y lo divino (el pardal).
El trasiego de clientes y comerciantes en este foro ha dado para muchas historias a lo largo de los años. Una de ellas cuenta que, a la hora del cierre, cuando el bullicio cesaba, se escuchaban unos ruidos similares a unos rugidos que provenían del sótano.
Nadie se atrevía a investigar la procedencia de aquel misterio, pero la cultura popular pronto ideó el motivo: en el sótano del Mercado habitaba un cocodrilo. Hay quien incluso afirma que lo llegó a ver.
El escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez recogió en su novela «Arroz y Tartana» una antiquísima leyenda. Al parecer, había familias muy humildes de Aragón que por la precariedad de sus vidas e incierto futuro acudían al mercado para ofrecer alguno de sus hijos a un comerciante que necesitara de un ayudante.
Había ocasiones en las que el ofrecimiento no tenía respuesta, por lo que el padre se veía obligado a abandonar al pequeño en la puerta de la Iglesia de los Santos Juanes con la esperanza de que las divinidades le ayudaran. Según cuentan, ante esta situación siempre había algún comerciante de buena fe dispuesto a hacerse cargo del niño, toda una muestra de la hospitalidad de la ciudad.
En este punto seguro que ya has añadido el Mercado Central en tu lista de lugares que visitar en Valencia.
Debes saber que puedes disfrutar de este monumento gastronómico de lunes a sábado hasta el mediodía. Sí, aquí viene la última curiosidad: este mercado no abre por las tardes.
El motivo es que los comerciantes comienzan su jornada aún de madrugada para aprovisionar sus paradas con género del día, desplazándose hasta las propias huertas o la lonja para traer a las mesas valencianas los productos de la mejor calidad.
El mercado se encuentra en pleno centro de la ciudad, muy bien comunicado por transporte público. Podrás llegar paseando cómodamente o haciendo uso del autobús o del metro.
Así que si buscas una verdadera experiencia gastronómica durante tu viaje, el Mercado Central de Valencia te pone en bandeja esa extraordinaria conexión entre la gastronomía y la cultura que se da en este rincón de la capital del Turia.